Hipotensión: Causas y efectos

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Hipotensión: Causas y efectos

La hipotensión, también conocida como presión arterial baja, es un fenómeno médico que se caracteriza por una presión sanguínea anormalmente baja. Aunque a menudo se le presta menos atención que la hipertensión, también puede tener consecuencias significativas para la salud y el bienestar de quienes la padecen. Desde Vital Seguro, contamos todo sobre ella.

Causas y factores de riesgo de la hipotensión

Sus causas pueden variar desde factores temporales hasta condiciones médicas crónicas. Entre las causas temporales se encuentran la deshidratación, la pérdida de sangre, la falta de nutrientes esenciales, la reacción alérgica y el consumo de alcohol.

Por otro lado, condiciones crónicas como problemas cardíacos, trastornos endocrinos, insuficiencia hepática o desórdenes neurológicos también pueden desencadenarla.

Los factores de riesgo incluyen la edad avanzada, ciertos medicamentos como los diuréticos, enfermedades cardíacas y trastornos hormonales.

Las mujeres embarazadas también pueden experimentarla como resultado de cambios en el sistema cardiovascular durante la gestación.

Síntomas y efectos de la hipotensión

Los síntomas pueden variar y, en algunos casos, las personas pueden no experimentar ningún síntoma evidente. Sin embargo, los signos comunes incluyen mareos, desmayos, fatiga, dificultad para concentrarse, visión borrosa y, en casos más graves, shock.

De forma prolongada, puede afectar negativamente varios órganos y sistemas del cuerpo. La falta de suministro adecuado de sangre al cerebro puede resultar en daño cerebral, mientras que la insuficiente irrigación sanguínea al corazón puede contribuir a problemas cardíacos.

Diagnóstico y tratamiento de la hipotensión

El diagnóstico generalmente se basa en la medición de la presión arterial. Se considera que se da este problema cuando la presión sistólica (la presión durante los latidos del corazón) es inferior a 90 mmHg y la presión diastólica (la presión entre los latidos) es inferior a 60 mmHg. Sin embargo, es crucial considerar las características individuales de cada paciente y sus circunstancias médicas para un diagnóstico preciso.

Además de las mediciones de la presión arterial, los médicos pueden realizar pruebas adicionales para identificar las posibles causas subyacentes, como análisis de sangre, electrocardiogramas o pruebas de función renal.

En cuánto al tratamiento, este depende de la causa subyacente y la gravedad de los síntomas. En casos leves, simplemente mantener una ingesta adecuada de líquidos y consumir alimentos ricos en sal puede ayudar a elevar la presión arterial. Sin embargo, en situaciones más graves, pueden ser necesarios medicamentos específicos, como agentes vasoconstrictores o medicamentos para aumentar el volumen sanguíneo.

Es esencial abordar las condiciones médicas subyacentes que contribuyen a ella. Por lo tanto, un enfoque integral del tratamiento puede incluir la gestión de enfermedades cardíacas, trastornos hormonales o cualquier otra condición médica identificada.

Prevención de la hipotensión

La prevención consiste en adoptar hábitos de vida saludables y gestionar las condiciones médicas subyacentes. Mantenerse bien hidratado, consumir una dieta equilibrada con suficiente sal, evitar el consumo excesivo de alcohol y practicar ejercicio regularmente son medidas clave para prevenirla.

Además, las personas con factores de riesgo conocidos, como enfermedades cardíacas o trastornos endocrinos, deben trabajar en estrecha colaboración con sus profesionales de la salud para gestionar y controlar estas condiciones, reduciendo así su riesgo.

En conclusión, aunque la hipotensión puede ser pasada por alto en comparación con su contraparte, la hipertensión, es crucial comprender y abordar esta condición. La conciencia de las causas, síntomas, diagnóstico y opciones de tratamiento es fundamental para garantizar una atención médica adecuada y mejorar la calidad de vida de quienes experimentan presión arterial baja. La prevención, a través de un estilo de vida saludable y la gestión de condiciones médicas subyacentes, es clave para evitar las complicaciones asociadas.

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