
Acalasia: Acerca de este problema de esófago
El reflujo gástrico es una afección muy conocida en que los ácidos estomacales vuelven por el esófago hacia la boca. De igual manera, puede darse un regreso de los alimentos, pero desde el esófago, debido a la acalasia.
Desde Vital Seguro os contamos en qué consiste la acalasia, sus causas, síntomas, su diagnóstico y tratamiento.
¿En qué consiste la acalasia?
La acalasia es un trastorno que consiste en la dificultad de que los líquidos y alimentos pasen desde el esófago hacia el estómago. Esto es debido a un daño de los nervios del esófago, que hacen que el esófago se paralice y con el tiempo se dilate.
Al dilatarse, pierde la capacidad de empujar los alimentos hacia el estómago y estos se acumulan en el esófago, pudiendo darse un reflujo.
¿Cuál es su causa?
Como hemos avanzado, la acalasia se produce por un fallo nervioso, sin embargo, el por qué de este fallo aún se desconoce exactamente.
Los investigadores sospechan que pueda ser debido a una pérdida de células nerviosas en esta zona, o que se deba a una infección viral o a una enfermedad autoinmune.
Se considera muy improbable que la acalasia sea causada por un trastorno genético hereditario.
Síntomas de la acalasia
Los síntomas principales de la acalasia son los siguientes:
-Disfagia (incapacidad para tragar).
-Sensación de bloqueo en la garganta.
-Regurgitación.
-Eructación.
-Tos nocturna.
-Acidez estomacal.
-Pérdida de peso.
-Dolor en el pecho inconstante.
-Vómitos.
-Neumonía debido a la aspiración de alimentos.
Cabe destacar que estos síntomas aparecen de forma progresiva y empeoran con el tiempo.
Diagnóstico y tratamiento
Además de tener en cuenta la sintomatología referida por el paciente, su historial clínico y llevar a cabo una exploración física, el médico podrá solicitar las siguientes pruebas:
-Manometría esofágica: Esta prueba mide las contracciones rítmicas del esófago al deglutir, la coordinación y la fuerza de los músculos y si el esófago se relaja y abre correctamente.
-Rayos X del aparato digestivo superior (esofagografía): El paciente debe tomar un líquido blanquecino que se adhiere a las mucosas y que permite que se vea si existe alguna obstrucción.
-Endoscopia superior: Se introduce un tubo delgado con una cámara (endoscopio) por la garganta para observar el interior del esófago e incluso, poder tomar biopsias.
En lo referente al tratamiento, este se centra en devolverle la funcionalidad al esófago, haciendo que se relaje y contraiga correctamente.
El tratamiento puede ser no quirúrgico o quirúrgico. Los tipos de tratamiento no quirúrgico son:
–Dilatación neumática, que consiste en la introducción de un globo mediante endoscopia que se infla para ampliar la abertura. Es un procedimiento ambulatorio bajo sedación.
–Inyección de toxina botulínica.
–Prescripción de fármacos relajantes musculares.
En cuánto a la cirugía, las dos opciones que existen son la miotomía de Heller (en que se corta el músculo de la parte inferior del esfínter esofágico), y la miotomía endoscópica por vía oral.
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